4) La Reputación. Poema...
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Todo mi mundo, al igual que el tuyo, está acotado por una cadena secuencial de números. Ocho dígitos, un carácter y una porción ligera de Abecedario dispuesta en perfecto orden y equilibrio. Mi universo se reduce a un puñado de letras. Mi nombre. Casi una nada designada. Un alias. Una pequeña mariposa de piedra empeñada en volar. Una sola mota estrellada de polvo de estrella.
Sé que no entiendes nada. No quieres entender que mi nombre, el de verdad, tiene mas peso que tu pila bautismal. No es solo un pendón de seda, es mi baluarte y mi bandera. Un gigantesco lastre. El enorme sillar que me ancla a la vida, a la otra vida, a la de verdad, aunque esta otra vida mía de verdad no sea mentira.
Ya te he enseñado más de lo que te quería mostrar y aún así tú sigues con tu cantar...Quizá sea solo tristeza pero percibo la irritación alarmante de tu voz, o tal vez sea solo frustración o a lo mejor sea impertinencia. Yo que sé....Apenas te conozco. Exiges saber quién soy pero aquí mi nombre no importa. Sabes lo que hay que saber. Solo soy la mujer que te abre la puerta del castillo. Nómada urbana, trovadora de historias que jamás han sucedido.
Tú eres el hombre que apremia con tono acerado, insistiendo en ese argumento infantil tan tierno, tan poco elaborado. “Yo te he dicho el mío”, “el mío de verdad” reiteras ofuscado.
Y sé que sabes que está mujer distinta que soy yo misma y se diferencia conmigo en dos kilos, mide un centímetro más y aunque nació hace miles de años es algo más joven y viste un look más atrevido. Ella sola es la dueña de esta fortaleza que compartimos.
Y yo, yo solo soy la entelequia que se entrega, la misma que se esconde, la señora y la sierva que ya crees haber conocido.
Porque a esto solo le encuentro el sentido en la ausencia de su sonido, no voy a decirte mi nombre. Sabes lo que hay que saber. Soy un dulce fantasma burlón de nombre eterno y repetido.
Y sé que sabes que está mujer distinta que soy yo misma y se diferencia conmigo en dos kilos, mide un centímetro más y aunque nació hace miles de años es algo más joven y viste un look más atrevido. Ella sola es la dueña de esta fortaleza que compartimos.
Y yo, yo solo soy la entelequia que se entrega, la misma que se esconde, la señora y la sierva que ya crees haber conocido.
Porque a esto solo le encuentro el sentido en la ausencia de su sonido, no voy a decirte mi nombre. Sabes lo que hay que saber. Soy un dulce fantasma burlón de nombre eterno y repetido.
Me llaman “sexo mercenario” y “alquiler de felicidad por horas” me dicen de apellido.
(Solo existe lo que se nombra y mientras no me nombres, yo aquí no habré existido).
FIN
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